18 de julio de 2013

Retorno a casa, última parada en Praga



Cogimos el coche de vuelta a Praga, esta vez el viaje era largo así que comimos de camino en la carretera ya en República Checa en “Motorest”, no estuvo mal, al menos de precio, a pesar que no nos entendíamos con la camarera que no entendía nada de inglés. Nos fuimos al hotel que era algo vieja la habitación pero el recinto estaba bien y teníamos un tranvía muy cerca. Y nuestra decisión sin dudarlo fue dejar las cosas, una ducha e irnos al centro comercial a la tienda de Kenvelo, arrasamos!!! Cuando llegamos al hotel a dejarlo todo nos fuimos a la zona centro a dar nuestro último paseo por Praga y cenamos en un sitio por casualidad y también acertamos, era una especie de castillo medieval “U CESKYCH”, que tenías que bajar como dos plantas y estaba todo abovedado. Y al hotel para finiquitar la maleta, poner las compras a salvo e irnos al día siguiente al aeropuerto, se acabó lo bueno.

17 de julio de 2013

Tercer día en Budapest


Último día en Budapest, me está gustando muchísimo esta ciudad y me llevo unos recuerdos muy buenos, y aunque ya estoy muy cansada de tanto patear y no parar mucho sigo pensando que merece la pena más que alguna otra de las anteriores. Hoy ya nos lo hemos tomado con calma, hemos ido a comprar tabaco y algunos regalitos culinarios para la familia y hemos montado en la línea 1 de metro, si ya me pareció curiosa la otra por lo profunda que estaba y esas escaleras interminables esta es todo lo contrario, está bajando y te la encuentras, a ras de subsuelo. Es muy antigua la línea y hay que ver los vagones de metro que se mueven muchísimo, son incómodos y para entrar y salir suena un pitido desmesurado y se enciende una luz y apenas te da tiempo a salir o entrar, pero es digno de ver. De ahí ya fuimos a comer a un sitio recomendado “Vakvarju” y que salía algo más caro pero estaba todo buenísimo también. Y nos fuimos al hotel para coger el bikini e irnos en busca de algo muy típico en Budapest, las termas, según dicen hay más de 200. Bueno, pues después de ir con toda nuestra ilusión a unas que habíamos buscado que estaban fenomenal, llegamos y las estaban arreglando, que bajón… pero la solución estaba a la vuelta de la esquina, otras termas “Luka'cs” que al final no han resultado estar tan mal. A primera hora estaban más tranquilas pero justo cuando decidimos irnos se empezaban a llenar por demás. Entramos a preguntar precio y si eran mixtas, y después de decirnos 10€/persona ni lo dudamos. Hasta que entendimos un poco el tema de las taquillas, vestuarios nos costó pero entre unos y otros nos entendimos. El centro tenía una piscina al aire libre de agua templada donde tenías varios apartados: jacuzzi, tumbonas, cuello de cisne, burbujas por los pies… salías de ahí y entrabas al recinto cerrado donde estaba el pediluvio, y un poco más para allá la sauna y un barril enorme lleno de agua muy fría. Al salir un poco de hielo por el cuerpo y otra vez a repetir el circuito, creo que fue el mayor acierto de todo el viaje por todo, pero sobre todo el relax que necesitábamos después de 10 días sin parar. Cuando terminamos nos fuimos al hotel para ducharnos y vestirnos para ir a cenar y hacer fotos nocturnas. El sitio de la cena también 100% recomendable, un sitio de pescadores “Horgasztanya Vendeglo”, la sopa de pescado sin adjetivo, cualquiera de ellas está buenísima. El error fue pedir fritura de pescado, de ahí comían 4 personas fácilmente. Estaba todo muy bueno, lo único que no tenían para pagar con tarjeta pero pudimos pagar en euros, menos mal porque ya me veía fregando. Y para finalizar el día, estuvimos haciendo fotos de noche a todo lo que nos había parecido pintoresco. Y de ahí, otra vez tarde al hotel a preparar las maletas para irnos a Praga, final de trayecto.

Segundo día en Budapest



Hoy nos hemos levantado e ido a desayunar a la estación de metro que nos pilla de paso para ir al centro, un café y un croissant con chocolate y sentados en medio de todo. De ahí nos hemos  ido al mercado central: la zona de abajo era de puestos de alimentos típicos (charcuterías, pescaderías, fruterías…) y la de arriba tenía puestos de comida y de souvenirs para volverse loco. Dando un paseo hemos llegado a la zona del centro otra vez. Hemos cogido un metro hasta el parlamento y nos hemos encontrado que estaba todo lleno de grúas, camiones, vayas que rodeaban la zona y poca foto se podía hacer. Aun así, algo hemos hecho. Después hemos ido a la rivera a buscar unas estatuas que eran zapatos que estaban por las víctimas judías que en su día mataron los nazis, una pasada… De ahí, hemos terminado comiendo donde ayer y tampoco nos ha defraudado. Hemos ido a la ópera para ver si había alguna obra para por la noche pero en verano no hacen nada, solo visitas a 12€, así que me he quedado con las ganas porque decían que era muy bonita. Hemos vuelto al hotel y esta tarde de relax al parque de los héroes y poco más. Hemos cenado en la zona de ayer, esta vez en “Kolor”, nos hemos pedido un plato de pato y otro de salmón que también han sido un acierto y mientras decidíamos que hacer hemos pedido una copa de vino para seguir probando otros. Hemos terminado en Divino y de ahí al hotel, esta vez en autobús.

16 de julio de 2013

Primer día en Budapest



Comenzamos la ruta a Budapest, otra vez carretera y kilómetros por delante. Habíamos reservado 2 días en un principio y una vez que llegamos allí decidimos coger un día más e ir más relajados. Paramos a coger la vignette al pasar la frontera y llegamos en breve. Nos costó un rato encontrar el hotel pero una vez allí parecía que tenía buena pinta.  Nos alojamos en “Castle Garden”, sin duda el mejor de todos los que llevamos hasta ahora, y pegado a la zona del castillo y Bastión de los Pescadores y a 5 minutos cuesta debajo de una estación de metro, tranvía y autobús que llevan a la parte vieja. Dejamos el coche en el garaje y nos fuimos a patear la ciudad, como no, y empezamos por la parte que teníamos más cerca, el bastión de los pescadores, la iglesia, el castillo… y de ahí bajamos dando un paseo por el puente de las cadenas hasta el otro lado del Danubio para seguir viendo edificios. Nos topamos con la oficina de Turismo y de ahí fuimos a comer a Anker Klub, menú superbarato en un sitio muy chulo y la comida buena y bien presentada, con postre, bebidas y café creo que fueron unos 8€/persona. De ahí decidimos hacer el check-in y descansar un rato para después continuar con el paseo. Esta vez cogimos el tren, metro, tranvía y todo lo que pudimos/aconsejaban para ir hasta la ciudadela donde está la estatua de la libertad en lo más alto y que sujeta una hoja de parra. Las vistas desde ahí son estupendas, nos quedamos un rato haciendo fotos y relajados. De ahí bajamos y nos encontramos con una cascada a la cual estuvimos haciendo fotos y tras cruzar al otro lado seguimos por la rivera del río y de ahí a la iglesia de st Stephan. Terminamos cenando en Spiler, en una zona que marcaban de lugares alternativos. La zona está francamente bien, tiene varios restaurantes y bares para tomar algo. El sitio que elegimos estaba bien, era enorme pero le fallaba que eran un poco lentos y lo que pedimos era un poco escaso, también porque nos dio por pedir las sugerencias: crepe de pollo y salchicha mangalica papriska. De ahí pasamos a “Divino”, un bar para picar algo pero sobre todo para tomarte un vino…  tras intentar explicarle a la chica lo que nos gustaba nos dimos cuenta por los dos vinos tintos que probamos que en Hungría los vinos son jóvenes y de crianza no parecían tener pero bueno, sabían afrutados y se podían tomar. Con el ambientazo que había salimos casi a las 12 de la noche y cuando quisimos llegar a la estación de metro ya se había marchado el último y con los autobuses nos pasó igual, así que tuvimos que ir andando media hora hasta el hotel ya que los taxis que encontramos estaban ocupados.

14 de julio de 2013

Bratislava



La ciudad puede verse en un día perfectamente y como teníamos tiempo decidimos pasar la noche aquí y poder hacer fotos por la noche y disfrutar un poco más de esta ciudad. Llegamos al hotel Esprit a las 11:00am y en cuanto dejamos las maletas nos pusimos en marcha. El hotel estaba a un paseíto hasta el centro y a primera hora se hacía bien, por la noche ya no había ganas de nada. Estuvimos viendo todo el centro con sus calles peatonales y entremedias nos paramos a tomar algo en un bar de rock. Estuve buscando estatuas y entre ellas me quedo con la de “man at work” y “schoner Naci”. Después nos fuimos a buscar la iglesia azul o iglesia st Elisabeth que me encantó y estaba un poco más retirada del centro. Volvimos a la zona centro y  elegimos un restaurante para comer que estaba bastante bien de precio, al final salimos por unos 12€ por persona y el camarero que nos atendió muy simpático. Volvimos al hotel y después de un rato volvimos porque queríamos ver el castillo, subimos y tras la caminata tomamos algo y elegimos cenar el bar de rock de por la mañana, una hamburguesa y un sándwich que no había por dónde cogerlos de lo grandes que eran y una limonada muy rica. Aprovechamos para hacer las fotos nocturnas de todo lo que se podía y volvimos al hotel en autobús y menos mal porque el viaje ya empezaba a pesar al final del día.