21 de octubre de 2014

Vinos de Jerez



El vino de Jerez tiene poco o nada que ver con los vinos de La Rioja. Hemos estado por la mañana en Sanlúcar de Barrameda en la bodega de Barbadillo y hemos aprendido muchas cosas. Los barriles, que aquí se llaman botas, tienen una capacidad de entre 450 a 600 litros y, además, para hacer este tipo de vinos las botas tienen que tener una edad mínima de 15 años, nunca serán barriles nuevos. Son todos de roble blanco americano y los tipos de vino más conocidos son Manzanilla, Amontillado, Oloroso, Palo Cortado, Moscatel y Pedro Ximénez.


Manzanilla
La uva usada es la palomino fina. Debido a las peculiaridades de la tierra Albariza, a los aires que golpean a Sanlúcar de poniente y al enclave que tiene - el estar rodeada del Guadalquivir y del Parque de Doñana hace que sus temperaturas sean más suaves durante todo el año -  este tipo de vino, con denominación de origen propia Manzanilla de Sanlúcar, sólo se puede hacer en este lugar. El resto de vinos de la denominación Jerez-Xeres-Sherry junto con el fino se pueden hacer aquí, en Jerez y en El Puerto de Sta. María.
Cuando se tiene la uva y se mete en los tanques, por el propio peso de la uva se obtiene un primer zumo que llaman yema y de ahí destinan 50% a Manzanilla y el otro 50% a Amontillado. Esa yema tras convertirse en vino, que ellos denominan mosto, suele contener un volumen de alcohol de unos 12º. Ese primer mosto se guarda en lagares por un año antes de pasar a la crianza. Para la crianza las botas se disponen en tres niveles, la parte de abajo son las botas de solera, en medio y arriba las criaderas. Una vez que el mosto ha pasado un año en el lagar se le añade alcohol hasta llegar a la graduación exacta de 15º y se distribuye a las botas criaderas de primer nivel. Se deja que se forme lo que llaman el velo de flor - que solo se consigue cuando el contenido de alcohol del mosto es de 15º - que tiene unos 2 dedos de grosor y es una fermentación biológica que hace que el vino se conserve adecuadamente y no se oxide. Una vez que ha pasado el tiempo correspondiente se pasan a la segunda criadera y después a la solera. Aunque el proceso de vaciado va al revés: cuando se decide el tiempo que estará la manzanilla en barrica, el último año se lo pasa en solera y cuando se va a embotellar se vacía un tercio de la bota, después se rellena el tercio con la segunda criadera y esta con la de la primera criadera. El sistema no es trasiego si no que hay que hacerlo con mucho cuidado para no romper ese velo y al echarlo se rocía hacia los laterales para que caiga con cuidado. Los aromas que tienen son claramente a manzana verde.


Amontillado

Toma su nombre porque recordaba a los vinos dulces de Montilla, en Córdoba. Se coge el otro 50% de la yema y se añade alcohol para que su graduación sea superior a 15 grados y así no forme el velo. Es una crianza oxidativa en la que obtenemos un vino con más matices a frutos secos como almendra o avellana.


Oloroso

Este tipo de vino nace a partir del mosto obtenido de prensar la uva una vez que de esta ya se ha obtenido la yema.  También tiene una alta graduación pero tiene más tiempo de solera, unos 15 años, y conseguimos unos matices de nuez.


Palo Cortado

Digamos que este vino tiene en un principio los aromas del Amontillado pero después evoluciona y encontramos los matices de un vino Oloroso, ¿cómo se consigue? Cuando el enólogo está probando los vinos que se destinarán a fino o manzanilla y ve que la evolución de una de las botas, por diferentes motivos no evoluciona en la línea que tiene que hacerlo una manzanilla y creen que puede dar más juego lo apartan y pasan a criarlo primero como un Amontillado y después como un Oloroso, de ahí que coja y tenga los matices de ambos.


Pedro Ximénez

Este vino se hace con la uva que da su nombre al vino y se extrae de la uva una vez que se ha dejado secar y es una pasa. Son vinos que van muy bien de postre, con un dulce o un queso azul, entre otros.

Aquí nos dieron a probar un vino blanco joven, un semidulce, que era parecido al anterior pero con un poco más de azúcar, una Manzanilla y un Cream, que es 80% palomino fina y 20% Pedro Ximénez. También nos dieron a probar un espumoso, tipo cava con una burbuja muy fina que era muy agradable en boca.


Por la tarde, hemos ido a Jerez a ver la bodega de Fernando de Castilla. Aunque la visita no ha sido tan exhaustiva como la de por la mañana porque solo hemos visto las diferentes botas con los diferentes vinos, hemos aprendido bastante más y hemos probado unos vinos que estaban bastante mejores que los de Barbadillo, la gama Antique. Entre otras cosas porque hemos coincidido en la visita con el sumiller y el cocinero de Atrio y seguramente nos haya beneficiado a la hora de la cata. Hemos probado directamente de las botas el Amontillado, el Oloroso, el Palo Cortado y el Pedro Ximénez, y después, hemos ido a otra nave con las botas de brandy donde también hemos probado un poco y hemos terminado en la sala de catas probando el fino de botella.