4 de octubre de 2009

Chez Ali en Marrakech

Anoche reservamos para ir a un espectáculo con baile (danza del vientre, entre otros) que nos recomendó la chica de información del hotel. El caso es que fue una decepción y no se lo recomiendo a nadie. Nos recogieron a los 20:00 y nos llevaron a las afueras de Marrakech a un complejo llamado Chez Ali. Cuando llegamos estaba lleno de autobuses y furgonetas y nos explicó el conductor que tenía capacidad para 1500 personas, lo cual ya nos pareció que no iba a tener buena pinta. A la entrada nos recibieron dos filas de caballos con sus jinetes y tengo que decir que el recinto estaba muy ambientado con la decoración. Entramos en un hall donde había un hombre tocando y de ahí pasamos a las haimas. Estaba dividido como en varios salones y en el centro estaba la plaza donde luego harían el espectáculo. En principio todo sonaba bien, y al sentarnos eran mesas redondas con lo cual tuvimos que compartir mesa y la furgoneta que veníamos venían bastantes franceses que se sentaron en otra mesa y en la nuestra eramos nosotros, una pareja catalana, una argentina y una pareja italiana, así que pasamos una noche entretenida y agradable con ellos. Teníamos un menú que consistía en sopa marroquí harira, una bandeja enorme de cordero que trajeron sin partir, cuscus con verduras y pollo que nos tuvimos que servir en el mismo plato y eso no es lo peor, si no que trajeron una pastela dulce y nos la tuvimos que partir y servir en el mismo plato que habíamos echado la carne y el cuscus, creo que tampoco pedíamos mucho. Por último la fruta. Durante la cena fueron pasando grupitos de hombres y mujeres que iban haciendo bailes que lo más que hacían era mover un poco el culo. Deprisa y corriendo tuvimos que ir a coger siento en la plaza. Allí, los mismos caballos que nos habían recibido se pusieron a ambos lados de la plaza y lo único que hicieron fue cruzarse andando unas 3 ó 4 veces y luego dar una vuelta al ruedo y empezó un espectáculo con caballos buenos y los jinetes que fue lo único que mereció la pena por las acrobacias que hacían, y a pesar de eso duró unos 5-10 minutos. Entonces viene el espectáculo de danza del vientre y a parte de verla por atrás y como mucho de lado, lo único que hacía era mover las caderas para que se le moviesen los pompones que llevaba, porque ni se le ocurrió hacer un drop, un camello y ya no le voy a pedir un shimie, claro. Supongo que los otros guiris se quedarían pasmados por eso y es que la ignorancia es lo que tiene. Y por último y para más inri pasó una alfombra mágica por el cielo donde se iban los cables más que de sobra, para terminar con fuegos artificiales. De ahí nos fuimos, y el comentario general con la gente de nuestra mesa fue el mismo, que había sido una tomadura de pelo y de pasta.

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