La obra sitúa su historia en el París de los años 60, concretamente en la calle Azul, donde viven los dos personajes principales: un tendero árabe, el señor Ibrahim, y un muchacho judío, Moisés (al que el tendero apoda Momó). Momó, el narrador en primera persona, es un niño de trece años que vive en una casa triste y oscura con su padre, un anciano abogado con el que no comparte nada. Momó, acusado por su padre de robarle dinero, decide romper su pequeño cerdito-hucha y gastarse los 200 francos ahorrados con una prostituta de la calle Paraíso. Es por esa época cuando conoce al señor Ibrahim, un hombre solitario y de edad avanzada que pasa el tiempo en la puerta de su tienda, sonriendo mucho y hablando poco. Se entabla entre ellos una tranquila y profunda amistad, rodeada de mucho humor. Momó recibe del señor Ibrahim muchas enseñanzas que contrastan con su triste vida familiar ya que le habla de sonreír, de ser amable... - cosas desconocidas para Momó hasta entonces- y así va descubriendo por fin algún retazo de felicidad. Un día su padre se marcha y lo abandona. Momó intenta durante meses hacer ver que nada sucede ya que se siente abandonado por segunda vez –en su infancia, por su madre y ahora en plena adolescencia-. El señor Ibrahim le propone entonces realizar un viaje a Normandía. Al regresar, las cosas cambian: la policía le avisa de que su padre se suicidó tirándose a la vía del tren y su madre regresa, pero la intenta engañar –aunque sin conseguirlo- haciéndole creer que él no es Momó. Cansado y triste, Momó le pide un día al señor Ibrahim que lo adopte y éste acepta. Deciden hacer un viaje a lo que el señor Ibrahim llamaba el “Creciente fértil”, su país. Atraviesan toda Europa y el anciano tendero le enseña a Momó muchas cosas: las palabras del Corán, como reconocer a los ricos, a bailar y a disfrutar con el movimiento del cuerpo, a caminar despacio por la vida y preocuparse de las pequeñas cosas…
Al final de la obra el tendero le deja la tienda para que Momó se encargue de llevar el negocio familiar. Una obra muy conmovedora y sobre todo con 2 buenos actores.
Es una obra muy cortita por lo que se hace muy amena y al final de la obra los actores se sientan a pie de escenario a contar batallitas y pasas un rato muy divertido. Así que recomendable 100% y es una pena que se acabe esta semana.
Al final de la obra el tendero le deja la tienda para que Momó se encargue de llevar el negocio familiar. Una obra muy conmovedora y sobre todo con 2 buenos actores.
Es una obra muy cortita por lo que se hace muy amena y al final de la obra los actores se sientan a pie de escenario a contar batallitas y pasas un rato muy divertido. Así que recomendable 100% y es una pena que se acabe esta semana.